domingo, 15 de julio de 2012

Desaventuranzas.

Esperando que nos baste media botella, te beso en la frente y me lanzo al vacío de tu boca.

Necesito de tus brazos, del calor de tu piel, sentir que alguno de los dos aún respira y vive por el otro.
Mientras retoco la sonrisa fingida, me humedezco los labios y te hago pensar que todo va bien, que estamos bien.
Siento mis piernas ansiosas, ya no tengo un lugar seguro a donde correr. Mis paredes filtrando tu aroma, ya no es la misma casa que me vio llegar deseosa, anhelando ser feliz. Sin embargo, es la misma casa que me permitía derrumbarme en el sofá de la sala, en lo oscuro de mi habitación. La misma que me ha visto llorar varias noches, que me sostendrá en el futuro. 
Me cansé del murmurar de esta ciudad, de las voces, del ruido en la madrugada.

Tengo miedo y no lo sabes. No lo sabrás. No te diré.
Me estoy ahogando en mi silencio y en las emociones tan bajas que me nublan la razón.

Es tu rostro cual fotografía olvidada, con las esquinas quemadas en un falso intento de borrarte.
Fuiste mi más dulce infierno, aún lo eres.
No sabes cuánto deseo que no lo seas más en un futuro.

No hay comentarios: