domingo, 31 de julio de 2011

Atún para la cena.


Hace unas horas volví de caminar en el parque con mi familia, para variar la rutina. La verdad es que llegué a casa con mucho apetito y con la idea de lograr que mi padre cenase saludable porque quiero que me dure muchos años más. Logré que cenara queso panela con galletitas habaneras y yo opté por experimentar con la comida. Es así como les tengo una receta muy simple y con la cual pueden mezclar dos alimentos tan sencillos como lo son el atún de lata y la lechuga de manera que le cambien el sabor y el concepto.
Quizás a alguno de ustedes les resulte extraña la receta porque estén acostumbrados a comerlo con mayonesa y esas formas tradicionales. Si es así, atrévanse a probarlo de manera diferente. Les aseguro que nada pierden.
Y bien, para no extenderme más, la cosa va a como la ven a continuación.

Ingredientes:

*1 taza de lechuga finamente picada. (Puede ser del tipo que ustedes prefieran y como sea que la conozcan pues tienen muchos nombres: romana, iceberg, francesa, orejona, etc. Sólo presten atención en la manera que la piquen porque entre más fino el corte más suave quedará al ser preparada.)
*1 lata de atún. (Yo lo prefiero en agua y usé una que contiene 120g de masa drenada, es decir, sin el contenido líquido.)
*Cacahuetes naturales limpios y sin cáscara. (Los cacahuetes son frutos que realmente nos dan muchos beneficios por su consumo diario. Tengo entendido que es recomendable consumir 30 gramos ó 3/4 de taza de esta legumbre, yo use menos de esa cantidad pero pueden ponerle hasta los 30 gramos si lo desean; les recomiendo comprarlos con cáscara y remover ésta al momento de usarlos -inclusive hacer esto me resulta relajante-.)
*Aceite vegetal. (En casa tenemos diferentes tipos de aceites comestibles: aceite de coco, de girasol, de soya... Esta vez opté por usar aceite de cacahuate. Cualquiera es bueno, pero dicen que el de coco es excelente.)
*Salsa inglesa. (Sí, de la que se usa para las pizzas -bueno, yo le pongo a la pizza-. Decidí agregar un poco de esto para realzar los sabores. Debatí un poco entre vinagre, vinagretas, salsa de soya, pastas tipo curry, BBQ, etc. Al final fue la salsa inglesa la elegida. Pueden probar cosas diferentes y jugar con los sabores.)
*Paprika al gusto. (También es conocido como pimentón dulce y es un condimento de color rojo-anaranjado que mi hermana y yo hemos adoptado para casi todas nuestras comidas, es delicioso, inclusive su aroma estimula a mi paladar. Si tuviese que describirlo con una palabra sería intenso.)
*El jugo de medio limón.
*Sartén. (Qué bueno que el de mi madre tiene teflón, ¡jajaja!)

Procedimiento:

1. Engrasar con el aceite vegetal -en mi caso aceite de cacahuate- el sartén que se usará. No uses demasiado, debes usarlo con moderación, sólo gotitas.
Mantén el fuego en medio o fuego bajo.
2. Una vez caliente el sartén, agrega las hojas picadas de lechuga -puedes mezclar varios tipos- y los cacahuetes pelados. El punto es dejar que los cacahuetes se tuesten ligeramente por lo que si usas mucho aceite en lugar de tostarse lo absorberán y no quedarán crujientes. La lechuga se reducirá considerablemente por la efecto del calor, si la picaste apropiadamente tendrás buenos resultados (si lo prefieres puedes retirar el tallo haciendo unos cortes laterales con el cuchillo así retiras la sección más firme de la lechuga).
3. Seguidamente coloca el atún en el sartén -sólo la masa drenada, tira el contenido líquido- y deja que se fría un poco. (El platillo está pensado para servirse tibio, me gusta así porque se siente mucho el sabor.)
4. Procede a añadir la salsa inglesa, sé generoso pero no exageres, no queremos que los sólidos naden en la salsa. (Es normal que los frascos vengan con un dispensador en la tapa por lo que puedes agregarlo sin necesidad de medirlo, es puro cálculo al gusto.)
5. Finalmente toma la prapika y espolvorea la cantidad que consideres de tu agrado. Es fácil ver cuánta le has puesto por su característico color. Revuelve todo con ayuda de una cuchara, espátula o utensilio de cocina, no te tomes mucho tiempo para hacerlo pues el punto no es quemarlo todo en el sartén.
6. Agrega el jugo de limón y revuelve una vez más. Retira del fuego cuando los ingredientes estén bien mezclados.
7. Ahora sólo resta servir y disfrutar lo que ya has preparado.

Espero lo intenten; no forzosamente debe ser un alimento para la cena. Disfrútenlo, comenten y muchas gracias por leer.

¡Provecho!


sábado, 30 de julio de 2011

Poesía con música.

Tengo una hermana que es de esas personas que cuando escucha una canción que le gusta mucho termina escuchándola unas cuarenta y siete veces al día sin parar, además de cantarla cada que no la está escuchando.
Hace unos días, de vuelta de nuestra vacaciones, le mostré una canción que me encanta porque en el autobús de regreso no había nada mejor qué hacer. Le argumenté que la letra me fascina.
La canción es de León Polar (ex-integrante de la banda Sin Bandera y quien tomó una carrera en solitario al estar dicha banda disuelta), el título de la canción es Hacerme Bien.
Para mi sorpresa, unas horas después de haber llegado, el sonido de la canción inundó la casa por mucho tiempo pues al parecer a mí hermana le encantó y con "odio cariñoso" me echó la culpa de su nuevo trauma musical; ¿qué puedo decir?, fue un placer.
El ver que a ella le había agradado la canción me impulsó a ponerla en el blog (hace un tiempo puse en una entrada otra canción -Glitter In The Air de Pink- y me comentaron que debería poner otras canciones) y bien, aquí una canción más.

El título del post se debe a que sencillamente la letra de la canción me resulta maravillosa, para mí es poesía y me enamora sin necesidad de música. Agradecería que leyesen la letra antes de escuchar la canción si es que no la conocen, después escúchenla y disfrútenla las veces que quieran.

Personalmente, siempre me gustó más la voz de Leonel García (a.k.a. León Polar), mucho más que la de Noel Schajris -quizás sea sólo yo, pero siento que le imprime más sentimiento a todo y para qué les digo de sus videos porque también me gustan muchísimo-.

Sin más qué decir, les dejo aquí la letra y el link del video:

Ven, ven, entra en mi campo gravitacional.
Ven, ven, que las mareas suban en el mar.
Ven con tu efecto sagrado
que vuelve en presente los tiempos futuro y pasado.
Ven con tu luz atrayente
que calma el dolor de mi mente automáticamente y...

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, tú sólo sabes hacerme bien.

Ven, ven, para que afectes mi mundo emocional.
Ven, ven, siempre mejoro de forma general.
Ven con tus ojos castaños
que tienen en mí un efecto benigno y extraño.
Ven con tu piel como un paño
que cubre de gracia mi piel y de sueños los años y...

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, tú sólo sabes hacerme bien.

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, sí...tú sólo sabes hacerme bien.
Tú sólo sabes hacerme bien.


lunes, 25 de julio de 2011

Fragilidad y vulnerabilidad. Me he vuelto débil.

Resultaba obvio, predecible. No es la primera vez.
Puedo leerte con facilidad en tus actos, el laberinto de tu mente parece ser tan simple que no me hallo dentro de él.
Acciones auguradas, ideas irreconocibles.

Es confuso estar con alguien que no entiende del todo, que no ve lo que tú ves, que cambia pero no se inclina hacia tu postura y lugar, inflexible y rígido.
Es confuso ahora recordar que poco antes de tu frustración, me veía yo pensando en aquellos a los que alguna vez les di mi cariño.
Valorar las diferencias de cada ser, cada quien a su manera.

Algunas palabras son capaces de enfermar, mucho.
Algunas otras duelen.

Este ha sido un viaje turbulento y nadie en el vuelo me explicó cómo usar las herramientas de seguridad. Creo que nadie tampoco me las piensa proporcionar o quizás un amigo lo haga, quizás la experiencia ajena o no.
La verdad es que tomé el avión sin saber el destino, ¿me habré equivocado de vuelo?

A veces lo que más duele son las pequeñas mentiras que pueden no ser mentiras y las suposiciones.
Vivir de historias irreales, hasta cierto punto.

Me frustras tanto en ocasiones.
Ese orgullo tuyo, esas espinitas que te vuelven aún más impulsivo, sabes herir pero parece que no estás consciente de ese conocimiento.
Ignorar la magnitud y el alcance de nuestros actos.

Me he llegado a sentir como una serie de intentos vanos y malogrados.
Desengañada, eso.
Nada es perfecto.

Cuando dejamos que las malas vivencias opaquen a las buenas, entonces el alma puede atenuarse un poco o un mucho.

La duda me mata lento.

Por alguna razón tus palabras ya no me enamoran como antes.
Esa fue la línea que calló en silencio el alarido de mi interior cenizo.
Son sólo ideas, hasta suposiciones, quizás.

No debí volver por ti,
pero el "amor" es idiota, terco, presuntuoso, qué decir de sus caprichos.

martes, 19 de julio de 2011

Éste es mi intento de no perderte, de no herirte porque esa nunca fue mi intención.

En momentos como éste me doy cuenta de que una parte de mi vida es simplemente un fugaz instante de malintencionadas y fallidas situaciones. A veces no son cosas planeadas, sólo resultan así. No siempre existe un propósito, no todo es a propósito.

Me hallo supuestamente ausente de todo, pues ya es de noche.
Ni siquiera debería estar aquí, debería estar intentando dormir.
Seguro tú ya estás en la cama descansando. Yo te sigo amando.

Tengo miedo de lo que puedas pensar.
Ya van varias veces que acojo la idea de que el haberte dado esa carta fue un error.
Sólo espero que con esas letras y ese dibujo te arranque de adentro más sonrisas que dudas e incertidumbre, más alegría que decepción, muchos más gratos recuerdos del pasado que dolores del presente.

Creo que no debí, pero ya lo hice. No hay marcha atrás.

No sé si sea estúpido decirlo ahora, pero sí te amo.
Te amo y te lo puedo repetir las veces que sean necesarias, las veces que te basten y un poco más para que te sobre cuando no esté para volver a decírtelo.
Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo. No me asusta decirlo.

Es eso.
Buenas noches.

lunes, 11 de julio de 2011

Me arranqué todo del pecho y los sentimientos se transformaron en letras.

I feel like I broke something.

Creo que no estoy hecha para las relaciones de pareja.

¿Tomar las cosas tan en serio está tan mal?

Nunca me he considerado ingenua o tierna. Con respecto a esas cosas, que me digan que lo soy por pensar en conservar muchas cosas de mí para el matrimonio me deja sin qué pensar.

Mi hermana me dijo una vez que no debo tomarme todo tan en serio y que cierto es que nadie en la vida me tomará en serio, que ni siquiera yo debería de tomarme en serio. Pero no puedo.

Una vez que alguien te da su tiempo y te hace sentir querida de otra forma.
Para que luego venga con ideas de matrimonio. Es darle alas a una ilusión frágil.
Resulta peligroso para mí.
Y dicen que el amor duele. A veces me pregunto si estoy dispuesta a sufrir ese dolor sola o sabiendo que existe un alguien real como motivo de ese dolor.

Sobre sueños, imaginación y pensar en posibilidades remotas mientras se tienen los ojos abiertos.

Tus sueños te impulsan, los míos me estancan y me ahogan. Son un suplicio.
Me haces soñar que llegaré al altar contigo.

Soy dual.
Una parte de mí muere por sentir que es posible realizar esos sueños, que más que sueños son fragmentos de mis pensamientos, cuando mi querer por ti y mi imaginación echada a volar se toman de la mano. Otra parte inevitablemente piensa que quizás no seas lo mejor ni lo correcto, que no funcionaríamos juntos y que no deberías estar conmigo por siempre. A veces por tu bien, a veces por el mío, a veces por ambos. Pero esa parte racional son mis excusas, son los incesantes peros que atravieso en mi camino y con los que empiezo siempre a titubear y dudar de todo.

Quizás es la "inexperiencia" pues mucho del amor lo conocí por los libros, por caricaturas, películas y por imaginación propia. El empirismo está ausente en mí en ese campo.
Dos veces en mi vida me han hecho sentir así, querida y apreciada como algo más que amistad; las dos únicas relaciones de mi vida se desenvolvieron de maneras completamente diferentes, contextos diferentes y etapas diferentes, claro. Personas muy diferentes.
Y aunque confieso que algunas personas han demostrado señales de coquetear sutilmente conmigo, pues no es lo mismo. Mi mente y mi yo no se tragan con facilidad los halagos. No. Mi autoestima no es fácil de mantener en un nivel sano y siento que nunca ha pasado la línea de lo inadecuado, siempre se mantiene allí en lo ideal o abajo.
Aunque me hace sentir bien en ocasiones el que digan cosas lindas de mi apariencia, lo que en verdad me encanta es que me digan cosas de mí que a veces no veo. Que me digan mis faltas y errores, mis defectos; una relación de odio y amor explota en mí con eso.
Lo que me enamora es que alguien sea capaz de dolerme tanto que me cree una adicción a su persona. Una dependencia que vaya en contra de mi natural forma de actuar: mi deseo de ser auto-suficiente, pero tener a ese alguien que sienta la necesidad de protegerme y amarme y hacerme sentir bien.

Y ahora intento no llorar porque tus palabras me resuenan en la mente y me siento falsa, autoinducida. La verdad es que siento que lo voy controlando bien, el llanto constante y enfermizo.
No hay lágrimas.

Y de nuevo, más que otra cosa creo que es la inexperiencia.
Creo que en alguna parte de mí acojo la esperanza escondida en los cuentos quiméricos, fantásticos y tontos. Eso de que puedes hallar a alguien y pasar tu vida con ese alguien por siempre y para siempre felices.

Y me dueles. Me duele haberte dicho que no continuaras con eso de tus propuestas de matrimonio.

Es que me confundo.
Una parte de mí se siente bien porque lo dices, otra padece una demencia extraña al pensar en eso porque fantaseo con la posibilidad, luego paso a una postura en la que digo que debo conocer a otras personas. Una parte más cree en que tus palabras son sólo una broma romántica que no tiene fin mas que el de crearnos una bonita atmósfera y otra más teme que no sean bromas y que en verdad lo sientas así por lo que me odiaría por no tomarte en serio.
Es que es tanta tu insistencia que parece como si realmente lo dijeras así.
Porque nunca había tenido a alguien que jugase así conmigo. Y la verdad es que nunca me han gustado los juegos, ni las bromas.
No quiero idealizar.
Me lastima lo que te dije.
Me asusta que alguien pueda amarme de esa forma. Pero tampoco lo creo posible, entonces subo y bajo y caigo desde muy alto. Como una sensación de vértigo y el suelo se me mueve por completo de lugar.

Un amor de jóvenes, ¿no? Algo pasajero, algo que debe disfrutarse y no sobreanalizarse.
Suspiro.
Y me lastima un poquito pensar en lo que me dijo mi hermana, que es sólo un amor de preparatoria (y quizás lo sea, no lo sé), que es pasajero y que acabará y ya. Y pensar en que debo conocer más personas y tú también. Que el mundo es muy pequeño a como lo vemos.
Y pensarte como alguien imperfecto y que aún así te siga amando tanto.
Es lo que más me asusta de mí, porque creo que estoy enamorada y soy una mocosa desubicada a la que ya le escurre la nariz.

Quizás como siempre yo estoy exagerando todo.

jueves, 7 de julio de 2011

Te comprometo al soñar despierta.

El sólo pensar que charlo contigo me eriza la piel.

Situaciones imaginarias en las que me he dado el papel de tu esposa, en las que eres el hombre ideal quien me dice lo hermosa que soy, que soy la mujer con la que te has casado, que soy tu esposa y que me amas.

Nos imagino primerizos en nuestra noche de bodas, sin sentirnos intoxicados por sustancia alguna salvo el ambiente que nos hemos creado alrededor, con las sensaciones y los deseos a flor de piel.
Te imagino decidido, amándome, decidido a esperar.
Me imagino temerosa, avergonzada de que veas mi rostro, de que toques mi cuerpo. Me veo insegura y al mismo tiempo te veo tierno y paciente, comprensivo.
Me dices "te deseo" al oído haciendo pequeñitas a mis preocupaciones, sabiendo que aún así no cederé porque te he dicho ya que no me siento lista. Siento en la puntita de mi lengua un "hazme tuya", casi cayéndose de mi boca y mis miedos me hacen callar.
Me ruborizo, me apenas.

Me haces esperar unos minutos y vuelves a la habitación con una botella y dos copas. Me besas un poco en los labios, besas un tanto mi cuello e inocentemente pregunto "¿qué haces?".
Aún no hemos bebido nada . "A menos que el aroma del rosé haya sido suficiente para embriagarte la razón", esas palabras me cruzan la mente.
-No necesito alcohol para besarte toda.
Un silencio irrumpido por el sonido de tus labios presionándome la piel.
-De hecho, es sólo un pretexto.
Como una respuesta precisa, como si hubieses leídome la mente.

Me veo charlando contigo, sentados frente a frente en el borde de la cama, nuestra cama.
Cojo un libro del estante, creo que mi favorito, comienzo a leerte el capítulo seis, no sin antes advertirte con rodeos que la lectura podría parecerte torpe, estúpida, quizás hasta insípida o cualquier otra cosa absurda. Me callas y me dices que lea, que me escucharás.
Comienzo a leer. Te imagino observándome, perdido en mi voz, en mis dedos hojeando las páginas, en mis labios articulando cada palabra con inquietud y percibes un extraño enternecimiento en mi manera de pronunciar las líneas.
La verdad es que me hallo cual manojo de nervios, se me trenzan los sentimientos: una mezcla de emoción de niña y una turbación de mujer.
Notas que conforme avanzo mi respiración se agita y me cuesta seguir tomando aire.
De pronto callo, hojeo otras páginas posteriores correspondientes al siguiente capítulo, mi rostro parece confundido y me ves sorprendido cerrar el libro.
-No puedo.
Repetí un par de veces.
-¿Por qué?
Me excuso diciendo que es torpe y no importa, que es torpe.
Y no, ciertamente es que temo mostrarte esa faceta de mí, esa faceta tan pasional, esa de la que a veces me avergüenzo; me siento inmoral e incongruente, como si mis evocaciones no fuesen adecuadas para mi situación. Me siento extraña e incómoda, pero de alguna manera sigo siendo yo.
Porque si te leo esas páginas estaría presentándote una propuesta que si no fuese indecorosa sería más bien atrevida de mi parte: "tómame toda".
Notas mi inseguridad y me pides el libro. Dices que si no te lo leo yo, lo leerás tú entonces.
Me niego a dártelo a primera instancia.
-¿Te gusta?
-Sí, mucho.
-Lo leeré.

Me estremeces.
En mis sueños más irreales, mientras no duermo, me estremeces.

lunes, 4 de julio de 2011

Sus ojos fijos a través de la ventana.

Que conozcas cada uno de mis detalles.
Que cuando te contesto con sonidos y no con palabras es porque no quiero ser interrumpida, pero estoy bien dentro de lo que cabe.
Que me des mi espacio y me ames a la distancia aunque lleguemos a vivir bajo el mismo techo.

Sus ojos fijos a través de la ventana. Mirada insípida.
Algo muy dentro de ella se quebró.
Pasos vacilantes, azarosas decisiones.

Odio que me hagas dejar de quererte a momentos.
Entrar a mi habitación y hallar sobre la cama la película que me prestaste hace más de un par de meses, no ayuda tu recuerdo.
Aún conservo esa fotografía de nuestras manos juntas sostenidas al aire.
No me permito el placer de llorar desde que esas palabras salieron de tu boca. Simplemente no puedo.

Quizás sí tenga problemas.
¿Pero quién no los tiene?

Necesito a Okami.
Necesito un abrazo.
Necesito saber que todo estará bien.

A este paso me veo alejándome de ti, no por ti, no por tu culpa, sino por mí, porque cometo errores.
Pero ya no sé si esto es un error o si lo será.

Arrogante, presuntuosa, falsa, débil.
Soy débil.
Insulsa y de corazón soso.

Máscaras.
Aparentar que nada sucede.
Nadie con quien hablar.

Sé que no estás esperando por mí.
Sé que no vas a buscarme.
No te culpo.

Supongo que sí soy caprichosa.
Soy ignorante, eso no lo puedo negar.
Me auto-destruyo con facilidad.
Me induzco a la depresión, creo.
Victimismo y auto-compasión.

Y acabo de cometer un error por dejarte ir.

No te culpo.

Soy tan estúpida.
Soy como una pesadilla en vida.

Leo y releo tus palabras. Sólo me causo dolor.
Masoquista, sí.
Odio que este sentimiento no me permita llorar (aunque quiera hacerlo).
Artificial, eso soy.
Soy mentira, soy vana.

La verdad es que ambos esperamos demasiado del otro.
Un nudo en el estómago, eso siento. Me oprime a las mariposas que llevo dentro.

De nuevo ya no sé qué siento.
A veces choco contra el que seas tan diferente a mí.
Y es que ni siquiera sé cómo soy yo.

¿Quién soy yo?

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?

¿Qué estoy haciendo?