lunes, 27 de junio de 2011

Sin título ni nombre.

Radiohead, una caja de chocolates a medio comer, una esquina, un sofá, papeles, un bolígrafo, el silencio y una chica.

miércoles, 8 de junio de 2011

This is my surrender.

Dicen que el silencio puede lastimar más que las palabras, pero a mí en verdad me dañan más tus palabras, tus actitudes.

Puedes hacerlo, pero de nada te servirán. Los golpes jamás te servirán para entrar en razón conmigo.

¿Que te voy a reclamar el no haber tenido mano dura? No, te reclamaré el no haber sido comprensible.
Eres un mentiroso, malditas tus mentiras.
Te reclamaré el hacerte la víctima y tantos dramas que hiciste nacer en lo que llamamos nuestra familia.

Pretendías entenderme y presumías conocerme como ningún otro. La verdad es que ignoras gran parte de lo que soy, y que te duela si algún día sabes escuchar y aceptarlo.

Dime de lo que presumes y te anunciaré tus carencias.
Tantas cosas las que predicaste a los otros y decías ser bendición para ellos.
Ocuparte debiste primero de tus problemas antes que de los otros. Sólo eso soy para ti, un problema.

Que te duela.

Mi garganta desgarrándose con cada alarido; no duele el cuerpo, me duele dentro, quizás me duela tanto así como dices que a ti te duele. Pobre y confundido, distante, ¿ya no sabes cómo volver a mí? Mejor pregúntate si alguna vez estuviste cerca. Si así hubiese sido, jamás te habría dejado ir. Nunca.
Y aunque lo intentaras, me refiero a volver a mí, estoy ausente.

Me odio; te odio por hacer que me odie a mí misma, por ser inestable cuando en realidad sé que en el fondo estoy orgullosa de ser así.

Cómo nos duele, algo nos falta.
Tantas ausencias que podrían llenarse con amor. Amor, lo demás llega por añadidura. Se atiende con amor, se actúa con amor, se ama, se escucha con amor, amando es como se debe charlar, se abre la mente al amor y el alma al amor, ama y déjame amar.

¿Por qué nos complicamos tanto?
¿Entiendes acaso la ocasional pluralidad de mis oraciones?

Yo no soy el problema, soy parte de.

La diferencia entre tú y yo es que analizo culpables, no les busco, no les señalo.
La gran diferencia es que me declaro culpable porque es lo correcto, porque es la verdad.

Míranos.
Mírame.
Mírate.

Ve lo que yo veo, con el corazón.

Me duele.
Nos duele.

Acompáñame a ser humilde, por todos.

Me diste un tiempo, no cuando te lo pedí, después de dejar que mi corazón se deshidratara a lágrimas derramadas, pero me lo diste. Gracias.
No soy yo, ni tú y yo, somos todos.

Sólo tengo una pregunta: ¿Me amas lo suficiente para culparte a ti mismo y a mirar hacia algo mejor, algo que sea para ti, para mí?

Lo entiendas, lo aprecies o no lo hagas...

Ya escucho lo que todos han de decirme, tantos reclamos y maneras de querer entrar en mi mente para compartir lo que creen sabio y prudente.
Quizás sí sea lo más adecuado, escuchar.

No es fácil, no así.
Pero igual me esfuerzo por ser valiente, me he abandonado.

Escucharé lo que tengan que decir, estoy lista para callar.
Por lo que podemos ser, todos.
Aún si me culpan y señalan con el dedo.
Aún si ante ustedes yo soy culpable, me entrego.

Ya, me declaro culpable.
Hagan de mí lo que deseen que yo sea.

miércoles, 1 de junio de 2011

Mi momento favorito del día.

Tú olías mi cabello, un aroma dulce y agradable a tu nariz que probablemente no era más que la mezcla de mi shampoo y mi perfume.
Yo respiraba el olor de tu cuello, consciente de que lo rico de tu aroma era una común mezcla entre tu colonia -mi favorita- y esa fragancia característica de tu piel.