domingo, 2 de agosto de 2009

Un nuevo camino con destino incierto.

¿Cuál es el fin de escribir un blog?
Creo que cada uno tiene una respuesta para esa pregunta muy a su punto de vista.

En mi caso, hace tiempo creé este blog porque se me hizo algo interesante y nuevo para mí. Veía que ciertas personas que conozco, y que no conozco también, contaban con blogs en los que escriben cualquier cosa que se les venga a la mente y que es de su interés. Quizá algunos otros pretenden encontrar personas con ideas y gustos parecidos o semejantes a las de ellos.
Resulta ser que en este mundo hay tantas personas con tantas ideas diferentes que muchas de ellas suelen coincidir en cierto punto. Y es así como se hacen las similitudes y las opiniones compartidas.

No estoy exactamente segura de lo que intento encontrar o descubrir al escribir un blog.
Puedo decir que me gusta el simple hecho de escribir y ya. Escribir cualquier cosa: un ensayo, un cuento, una carta, documento, tareas, notas, en prosa o en verso. En general, me gustan las palabras y esa es una de las razones por las que me gustaría ser escritora en un futuro. Puede que no como una profesión fija y de tiempo completo, pero, si soy capaz de hacerlo por un momento en mi vida sé que podré satisfacer ese deseo de expresarme.
El poder de la palabra es infinito como la voluntad de uno mismo y las palabras nos permiten expresarnos. Expresar lo que sentimos, lo que queremos, lo que nos parece y lo que no. Las palabras forman oraciones, las oraciones forman párrafos, los párrafos crean ideas grandes y bellas. Tan grandes como una novela y tan hermosas como un cuento o un poema.
Realmente me gustaría escribir algo como una novela. Algo que agrade a los demás y que venga de mi. De mis ideas, de mis palabras.

Como he dicho, hace tiempo ya que había creado este blog. El hecho es que no tenía ninguna entrada porque estaba buscando un tema específico e interesante del cual yo pudiese escribir. Probablemente en esa razón había un poco de miedo escondido. Miedo a comenzar algo nuevo. Miedo a que aquello que yo escribiese no fuese del gusto de otros, que no fuera del todo interesante. Temerosa de no ser capaz de expresarme a través de aquella herramienta tan poderosa que me fascina tanto.
Ahora me doy cuenta que aquellas preocupaciones no son lo importante. De tantas personas en el mundo con tantas ideas, debe haber alguien que comparta por lo menos una palabra de lo que escribo. Tan siquiera esa coma que hace una breve pausa o el punto al final de la oración.
Si hay un lugar dónde comenzar, es éste. Si pretendo expresar lo que pienso, pensaré con libertad. Si las ideas que fluyen en mi cabeza están un poco revueltas, me tomaré mi tiempo para acomodarlas poco a poco y cada una tendrá su lugar. Si existen sentimientos que no comprendo, los tomaré de mi pecho para plasmarlos en palabras y así leer cada uno hasta encontrarles sentido. Si lo que quiero es recordar, escribiré mi día a día. Si lo que quiero es escribir, éso es lo que haré.