viernes, 15 de abril de 2011

Si las hojas de té hablaran.

Se escucha "From Here To Eternity" de Iron Maiden a la distancia, el sonido proviene de la habitación al fondo y a la derecha del pasillo situado al costado del comedor. El aire en el comedor, frío; el agua en la taza de té, caliente y humeante, de color rojizo; rodeando el asa y la superficie de la misma, unos largos y blanquecinos dedos, delgados como la complexión en general de su cuerpo; ella permanece en silencio. Su mirada perdida en dirección lineal hacia el televisor enfrente. El control remoto a medio metro de distancia de su persona, al centro de la mesa. Pareciese contemplar el reflejo de ella en la pantalla obscura que permanece sin mostrar imagen alguna.
Ya se advierte el anochecer con el descenso de la luz que, ahora viéndose mortecina, deja de filtrarse por los espacios del encaje bordado en las cortinas de la sala; todo parece estar estático, inclusive ella, tan pasiva y calmada, se confunde en el cuadro ambiental cual obra de arte que ha sido pintada para trascender en su estética invariable.
Algo sucederá de pronto; una pieza menos en el galletero. Un sabor dulce le hace caricias a su lengua para luego atenuarse con lo frágil del té rojo, pero más frágil la apariencia de su tersa piel, su rostro suave, delicado. Tierna la textura de sus labios rosados, tibios ahora por la bebida reciente; entreabriendo de manera minúscula su boca, así como con intenciones de hablar mas sin tener nada qué decir o sin tener a un quién al cual destinarse.
Un silencio fugaz.
Por unos segundos se detiene a contemplar el vacío en la taza de té; la bolsita de hierbas, húmeda y aún conservando algo de calor, al margen de la taza. Se deja llevar lejos de allí por sus pasos casi sin controlar su andar, un andar tan sutil, de ritmo similar al de la música que, ahora, inundaba con sus notas la habitación del fondo y a la derecha del pasillo, que se encuentra al costado del comedor en el cual, de su presencia, sólo rastros tales como una taza, una bolsita de hierbas, un galletero con una pieza menos y una silla fuera de lugar, quedaron.

My gift is my song and this one's for you.

Sobre la cama, una almohada mullida se ve invadida por un peso nada ajeno.
Su cabello pardo, desordenado, y un flequillo irregular, que usualmente enmarca sus facciones, ocultando los ya pasados desapercibidos ojos avellanados que le hacen poseer una mirada tan dulce, contradiciendo la realidad de que ésta sin dueño es.

How wonderful life is when you're in the world.

Una atmósfera de sensaciones decadentes y palabras que jamás fueron dichas, ideas sin concebir, suspiros de los que nunca nadie se dio por enterado; todos los poros de su piel respirando el oxígeno mezclado con todo lo anterior y el aire, valiéndose de su estado, se divierte colándose entre los recovecos de su cuerpo y los sitios despejados entre sus cabellos.

Finiquita con una exhalación.
El interior de sus párpados le nubla la vista y las notas musicales, desde hace unos segundos, se hallan suspendidas. Sólo se siente abandonarse junto con la incertidumbre de un mañana que, siendo de lo que más consciente se halla, la verdad le es indiferente.

1 comentario:

Дaниел dijo...

Amazed. Me sorprende cómo escribes. Tu forma de dejar ese "noséquéquéseyo" en las palabras. Cuando abrí por primera vez las páginas de tu blog, lo hojeé. Lo miré rápidamente, no sin antes detenerme en las frase de esta entrada:
My gift is my song and this one's for you. How wonderful life is when you're in the world.
Me intrigaron pero no leí más. Ahora sé que ese no era el momento pero este sí lo es.