miércoles, 24 de octubre de 2012

Ontología de un breve enredo.



Tengo confianza en que eres tú el oído atento que necesito, el tono cálido que me hace falta, el silencio sabio que no poseo, que eres real.
Tengo esperanza en que estar perdido sólo es el medio para encontrarme, que la locura es la fuente más clara de libertad. 
Tengo miedo de evadir a la duda, porque si no me dejara abrazar por el caos no conocería jamás lo abrumador y maravilloso de crear. 
Tengo fe en la amabilidad de aquellos extraños que se atreven a desgarrar el egoísmo y se comparten a través de una mirada, una sonrisa.
Tengo la infinidad de un deseo que no es promesa, porque esas son como el mañana que se posterga cada noche y jamás llega.
Tengo la certeza de no ser finita sino eterna, constante, porque me lo has dicho tú, porque en ti algo se conmueve y existes.
Y existo.

viernes, 5 de octubre de 2012

No todas las ausencias son sufribles.

No entiendo qué pasa. Todo parecía ir muy bien, tanto que se sentía extraño, me sentía fuera de mí.
Y no sé por qué has venido a dolerme esta noche, disfrazado de notas musicales, de filosas melodías. Eres una voz ahogada que ya no sé reconocer.
Supongo que me has pasado ya a otro plano menos importante en tu vida, que ya no soy parte de tu dibujada monotonía.
¿Cómo va todo? Imagino que has de estar ocupado en muchos proyectos nuevos y seguro tienes más tiempo para ocuparte de ti mismo.
El tiempo se me ha pasado muy lento; un mes se volvió eterno. ¿Has dejado de extrañar mi compañía? ¿Te has dado cuenta de mi ausencia? ¿Dejarme ir, lo has hecho ya?
Tendrías que haberlo notado; que existen personas dispensables, que hay nombres que se borran con el tiempo, que las caricias son finitas y de tantos recuerdos perdidos no se rescata nada importante.