martes, 1 de mayo de 2012

Estoy pidiendo que seas tú el que se atreva a caminar a mi lado.

Es la espera de ti lo que me mantiene ansiosa de extender los brazos y creer que la luz de una mañana próxima a nacer puede caber en la palma de mi mano.
He sentido el calor de la tarde pronunciando constante tu nombre; no eres mucho más que un simple extraño.
Entiende que estoy arriesgando mi intimidad contigo, mis ganas de volver a caminar un sendero que me queda grande si lo recorro sola.
Bailemos, el destino no es más que un niño con ganas de jugar a cupido con nosotros. O si lo prefieres, un severo juez jugando a semidios tirando los dados para probar nuestras suertes. Pero sea lo que sea, intentemos dar un salto y a ver si así quedamos más juntitos el uno del otro.
Vayamos a caminar las calles para que te robes mi mano, una que otra sonrisa tímida, para que te robes unas cuantas miradas de niña, un ligero rubor en mis mejillas.
Hay que invertir nuestras monedas en golosinas que sólo nos distraigan de vez en cuando y mutuamente de nuestros labios, aunque sea para poder respirar. Gástate el sabor de mis besos, sin reservas.


4 comentarios:

Gerardo dijo...

Muy lindo.

Anónimo dijo...

Esporádicamente vuelvo a leer esta entrada desde siempre.

Anónimo dijo...

y lo seguiré haciendo siempre.

Anónimo dijo...

Aún lo hago