martes, 19 de enero de 2010

Pero serás mío, en mí.

Mis noches de insomnio tomarán tu nombre y mi aire serás tú, mis deseos naceran de tus ojos y lo más dulce, el sabor de tus labios, será de lo que nunca tendré conciencia. Y aquella melodía perfecta, que tanto he anhelado, escucharé cada vez que tu boca pronuncie esas palabras que siempre soñé podrían ser para mí. Y tú serás mi afán y yo una fugaz luz de la que no sentiste calor ni percibiste brillo.

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