Disfruto escribir en prosa porque mis versos no riman.
Amar en prosa y no en verso,
allí yace la dulzura de los besos que nacen al remonte de nuestras miradas.
Cual movimiento incitante de tus dedos enredados en mi cabello.
Un suspiro al oído que invita al escalofrío:
posesivo, dominante, conquistándome la piel
y otros más sentidos que la ciencia desconoce.
Notas impalpables de una sinfonía anónima.
Entender tus pretensiones sin certeza,
arriesgarlo todo.
Ignorar a la razón, olvidar a la lógica de mis pensamientos.
¿Será mi corazón quien lata en mi cabeza?
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