jueves, 15 de diciembre de 2011

Un pedacito de mí.

Estoy de vuelta en casa.
Ya son vacaciones y hace un par de días retorné a mi hogar en Tabasco, pues estudio en el estado de Puebla.

Revisando unas cuantas cosas arrumbadas en mi habitación, encontré una pequeña libretita que para mi sorpresa contenía unos cuantos escritos de hace mucho, al parecer de inicios de mi secundaria -la verdad es que no estoy segura de cuándo los escribí-.
Me gustaría compartirles uno de los textos breves y bastante simples que encontré por allí.

Realmente no lo considero un buen texto, es bastante suelto y burdo a decir verdad. Una disculpa por ello; no tengo ni la más mínima idea de qué edad tenía cuando lo escribí, probablemente no sabía ni lo que decía, a esa edad no me había enamorado ni una sola vez, eso es seguro.




El amor no es sólo una atracción de ser a ser.
Es sentir, es saber.
Es dar un todo por esa persona.

Hay personas que ven la belleza en unos ojos azules, claros e hipnotizantes.
Otros en unos verdes, transparentes como el agua, sinceros.
Otros en unos miel, dulces y cariñosos. En marrones y cafés.
O en unos oscuros azabache como el cielo nocturno, brillantes como una estrella del mismo cielo.

Ven la pasión en una piel clara, tersa. En pieles morenas, seductoras y atrayentes; en pieles obscuras llenas de color, gratas texturas, agradables.

Huelen el deseo en cabellos lacios como caricias del propio viento, en ondas suaves como las mismas olas del mar, en chinos potentes como un huracán; a la vez, todos sinceros y de formas sutiles.

Cada quien es diferente, cada quien tiene a su quien.
Cada quien siente como quiere,
y tiene su forma de responder.

Hay almas pasivas que esperan al amor y otras aventureras que van en busca de él.
Pero, en fin, es la forma de ser de cada uno lo que nos hace ser quienes somos. Lo que nos hace sentir como sentimos. Lo que nos hace ver como vemos. Lo que nos hace amar como amamos.

No podemos elegir de quién enamorarnos. Aunque sea buena o mala persona a la vista de los demás ese quién. Aún así se ama. Aún así se quiere.

Dicen que los opuestos se atraen, pero siempre en el opuesto hay algo que es igual.
Lo salvaje.
Lo dulce.
Lo sutil o tierno.
Lo agresivo o necio.
Así como en el yin hay yang, como en el bien hay mal y viceversa.
En el opuesto va a haber algo que tú tienes, como algo de él en ti.
Tal vez en una mínima cantidad, pero lo hay.
Sí que lo hay.


Conclusión: parece que desde pequeña jamás fui hecha para escribir en formato de ensayo, sólo obtendría cosas insípidas.

Gracias por leer.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Qué si...

Y te podrá sonar tonto, pero es sólo una teoría mía.
¿Qué si me hubieses dejado estar contigo esa última noche?
Sólo para poder llorar hasta secarme los ojos, hasta desbordar la tristeza, hasta que ya no quedara nada. Entonces a la siguiente mañana podría haberme marchado sin más lágrimas.
Porque a la fecha aún me lloro el pasado y el presente. Y no quiero volver.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Tu voz aún hace temblar a la mía.


Y como no pude correr hacia ti y sujetarte fuerte, porque no puedo evitar la sensación de perderte, cuando ni siquiera somos más nada, ya no más, preferí llamarte tan sólo para volver a escucharte.
Sólo espero que no hayas notado el temblor en mi voz, porque ni yo misma sé a qué se debió. Entre tanto ruido y murmullos, seguro que no lo notaste.

Gotitas de sal y agua expandiéndose sobre la tela de mis jeans a la altura de mis rodillas, eso fue lo que pasó al colgar la llamada. Además, una sensación de vulnerabilidad.

Fue agradable escuchar tu voz y un te quiero bastante honesto.

Estoy sonriendo, sí, eso no significa que ya haya sanado del todo, que ya no me importe, que ya no me duelas.
Estoy llorando, sí, eso no significa que sufra de tristeza. O al menos no la misma tristeza de tu nombre.

Aún me guardo las ganas de ir por ti y abrazarte, de besarte la mejilla, de llorar en tu hombro una vez más y recibir tu consuelo.

Yo sé que la tristeza no será tu favorita y que lo amargo del pasado no es grato recordarlo, ¿pero podrías estar una vez más para mí?
Mis caprichos egoístas, ayúdame a cumplirlos por una última vez.

Esta tarde estoy volviéndote a amar.
Te necesito. Al de antes y al que quiero llamar mi amigo.

Y todos tienen nombre.

Hombres: el que fue y permanece, el que quiere estar, el que es sólo duda, el de un momento, el que está lejos, el que es pasado.

El que sólo me vio dormir, el que durmió a mi lado y sobre mi pecho, el que después de besarme tuvo la decencia de dormir en otra cama.

Uno de esos hombres es secreto, uno de esos hombres es deseo, uno de esos hombres es herida, uno de esos hombres es nostalgia, uno de esos hombres es tentación, uno de esos hombres es incertidumbre, uno de esos hombres es arrebato.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Los buenos momentos de la vida.

Me hacía mucha falta hacer un espacio para mí misma, salir con personas diferentes y aunque es extraño no tener a quién regresar por la noches, en quién pensar, a quién extrañar, todo está maravillosamente bien por el momento.

Desperté por la mañana con la consciencia ávida de volver a vivir mi vida. Salí a pasear a una plaza y terminé comprando muchas cosas: ropa, anteojos, más ropa. Y mañana volveré por más, seguro.
Atraje muchas miradas en ese instante; decidí arreglarme elegante, pero modesta. Inclusive comencé la mañana con una ducha que fue realmente revitalizante para mí y para mi imagen. Hasta mejoró mi autopercepción.

Y después, una noche adorable la cual pasé sentada junto a una fogata hecha de leños secos en el jardín de una inmensa casa muy bella, con un cielo repleto de estrellas y un frío que me hacía sacar vaho por la boca al exhalar mi respiración. Asando pan, salchichas, malvaviscos, comiendo golosinas, trufas, chocolates, gomitas, papas fritas, dulces de tamarindo, panquecitos y pay de frutas con queso. Además de un riquísimo ponche de frutas casero. Contando mil historias, cantando y riendo, jugando cuales niños y creando nuevas memorias.

La noche de ayer transcurrió espléndidamente. Ahora estoy aquí en mi habitación sola con estos recuerdos y con una sensación de satisfacción.

Pienso en él, sonrío y doy gracias de estar justo donde estoy ahora.
Pienso en él y no me interesa más el asunto.
Pienso en mí y soy feliz de nuevo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Entonces el olvido se viste con tu recuerdo.

Porque ya no siento temblar mis manos.
Veo el largo de mis uñas,
en el borde se asoma la tentación de un abismo
el cual no me parece tan desconocido,
mas me sabe distante.

Como un horizonte interrumpido;
en el contorno la avidez de mis dientes insensatos
que amenazan la ilusión a pedazos.

viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Para ti ya se ha muerto lo nuestro?

Pasan los días y estando lejos de la fecha aún sufro de regresiones que me llevan a ti.

No entiendo por qué no me es tan fácil sólo dejarte ir, dejar de aferrarme a la punta de tus dedos que aún insisto en sujetar.

¿Qué es lo que fue nuestro amor, que me volví otra cuando estaba a solas contigo, sin extraños ni conocidos observando?

Tengo miedo de abrirme a alguien más, porque duele, cómo duele.

Es inevitable sentir que te he perdido, que no volverá a ser lo mismo, que tenemos algunos pendientes y que muchos sólo se habrán de disipar, de olvidar, de reprimir.

Todo alrededor, mis días los paso llenándolo todo de sentidos que tienen escrito tu nombre, de memorias cargadas de significados que no he dejado de amar.

Ya no puedo escribir.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Existe esperanza en los corazones que aman.

Ver a mi padre el día de hoy me dio mucha fuerza.
No había notado que extrañaba lo cálido que es su pecho, lo segura que me puedo sentir entre sus brazos, lo alto que es cuando se pone sus botas y se pone de pie a mi lado.
Me hacían falta palabras de aliento, esas que no vienen de un amigo, pero sí de un padre que sabe regalar su amistad a una hija. Palabras que me hicieron derramar algunas lágrimas y mojar su hombro. Me habló de la vida, me habló del amor, me hizo entender que me entiende y que entre nosotros no existe la distancia ni la ausencia. También me dijo que sabe que no es fácil salir de una depresión, pero que sabe que soy fuerte y que estoy comenzando a vivir, que aprenderé de todo esto.
Un abrazo reconfortante, unos minutos que se han vuelto eternos en mí.
Un padre que sabe leer a su hija, no todo el tiempo, pero cuando lo hace, lo hace con el corazón.
Me asustó un poco saber que notó el vacío en mí, me miró transparente, tomó mi decadencia y mi falta de motivación y la jaló desde el fondo hasta colocarla frente mío para hacerme abrir los ojos. También me hizo abrir las manos para conseguir fuerzas y tomar con ellas cosas mejores. Supo que me sentía deambular sin sentido y me prestó a su persona como motivo de continuar con intención y guía.
No es como si pudiera volver poesía lo que sucedió hoy al estar con él, simplemente lo fue por sí solo. Simplemente no puedo escribirlo como tal.
Dar gracias porque sucedió de esa manera, en ese momento, es lo que puedo hacer. Eso y seguir ocupando mis días, apartar lo que es capaz de ser herido en el corazón y usar más la cabeza, plantar más firmes los pies y comenzar a andar nuevos caminos.
Ahora sé que alguien camina a mi lado, no estoy sola, lo tengo a él.



Estoy poniendo un pie dentro de un nuevo camino mío, el otro aún no lo he movido del sendero que fue nuestro.

Hoy desperté de un sueño que olvidé al instante de abrir mis ojos. Inminentemente sobrevino tu recuerdo, quizás fuiste lo segundo que pensé por la mañana y lo primero que se fijó a mi mente en el día.

Ya no dueles como lo hacías hace un par de días, ya no estás todo el tiempo.

Recordé esa última mirada, esa última aún me pertenecía. Tan diferente, tus ojos no tenían mucho brillo, estaban llenos de sombra.
Un semblante tuyo que nunca antes había visto; creo que estaban tus ojos inundados de miedo.
Creo que los dedos de tu mano jugando con el cabello de mi nuca me susurraban el deseo de tus labios.

Nada pasó, sólo un adiós.

Estos días he pasado por muchos intentos de estornudo y otros más que sí lo han sido; tengo la loca idea de que alguien (tú) está pensándome muy fuerte. Pero sé que no es así (sé que si eso es probable, que seas tú no es tan posible).

Esa noche me tuviste contra la pared, en todos los sentidos. Aún me regalaste un último abrazo para cubrirme del frío y me tomaste por la cintura; fueron muchos los suspiros tuyos que decidí no llevar la cuenta.

Sólo no puedo dejar de preguntarme algo que en mí no podrá ser respondido y que probablemente nunca te preguntaré, porque ahora estamos bien y si no, lo estaremos.

Pudiste besarme esa noche, tuviste la oportunidad de hacerlo, lo sabes. ¿No lo hiciste, por qué? Qué pena si la respuesta es miedo. Qué triste si no lo hiciste por mí, por cuidar de mí.
Y si te dijera que si hubieses podido hacerlo sin repercusión alguna, ¿lo habrías hecho?
Y si te digo que puedes venir y besar mis labios una vez más sin forzar nada, sin quebrar nada, sin causar daño...¿me besarías?

Uno de mis pies dice te extraño y no es un secreto, el otro dice extraño mucho de mí misma.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Nos mató la distancia, no el tiempo.

Esa distancia que no está hecha de kilómetros, pero de silencios.
La distancia que no hacen los demás, la que nació de adentro tuyo.
Una distancia capaz de portar mil nombres y que responde cuando le llaman miedo.
No fue por cuánto tiempo dejamos de vernos, fue por cómo se sentía el no tenerte, por cómo se vivía la ausencia.
Hice del dolor mi café de las mañanas, aprendí a agregar tres terrones de sufrimiento a cada taza -perdía poco a poco su tibieza-.
Pudo más la costumbre, por eso mi enfermiza permanencia.
Mi insistencia en seguir a tu lado y no dejarme de repetir, sin gota alguna de sensatez, que yo te amaba.
Me cegué ante el capricho; al final fue tanta culpa la mía como la tuya.
Te apartaste, retiraste tu mano para sujetar tu frente y bloquear toda posibilidad de renacer, de regresar a mí, a lo que alguna vez fue bueno y real.
Lo fue para mí.
Y mi mano tendida sobre un abismo que tercamente decidí ignorar.
Nos sofocaron los secretos, nos ahogamos en silencios, en máscaras; me envolvió lo frío de tu indiferencia cuales besos llenos de veneno -aún así los supe disfrutar- y una apariencia falsa de reconciliación.
Todo se volvió frágil y nos rompimos al caer. No supimos tomarnos mutuamente de la mano para ponernos de pie.
Decidimos caminar en caminos bifurcados.
Nos apartamos, nos desentendimos.


jueves, 3 de noviembre de 2011

Valgo más que todos tus miedos.

Es de lo más triste estar rodeado de extraños, que las lágrimas recorran el pasado y las palabras se ahoguen en silencios muertos...


En esta nueva libertad, no sé cómo caminar de nuevo, cuando hace unos días me llevabas de la mano y compartíamos el mismo camino...

Duele darse cuenta de que ahora es más claro el significado de callarlo todo, porque quien esté para escuchar no será el indicado, no serás tú...


Mantente lejos, por ahora, aparta tus ojos de mi vista; no te vuelvas permanencia rota...que mucho de mí ya se haya quebrado. No necesito más pedazos ni fragmentos para juntarles en un todo ajeno y pretender que se ha vuelto mío. No te vuelvas sabor amargo, no nades más profundo en la herida...que yo estaré bien mientras tu nombre no haga nacer al eco que tanto me cuesta ya no retener.

He de soltarte de poco en poco, has de marcharte y llevarte todo lo tuyo...hasta que esté lista para comenzar una vez más. Y he de crecer y sostenerme de mí misma, y escalar hacia arriba, ganar nuevas heridas, que aparezcan cicatrices; volver a querer.

No quiero andar más sobre mis rodillas, no planeo cargar el mismo peso, lastimarme con el mismo sonido zumbante los oídos...

Tu sombra no ha de retumbar entre las paredes de mi cuerpo; me pertenezco.

He de no hacer juicios, dejar de incluirte en mis oraciones, sacarte del primer plano, de permitirte ser protagonista de mi vida...


Reclamaré mi lugar con un volumen de voz tan alto como el sonido de mi corazón latiendo por un nuevo amanecer.

jueves, 27 de octubre de 2011

Hoy es un buen día.

Es 27 de octubre.

Sería mentir si digo que no he esperado esta fecha por un largo tiempo. También sería mentir si digo que no preparé algunas cosas para este día. Y sería mucho más triste tener que cancelar tantos planes, olvidar las ganas de hacer de este día algo maravilloso. Y aunque ya no esté de la manera en que hace unos días estaba para ti, puedo estar de una mejor manera. O al menos eso intentaré.

Aún si no me tienes a tu lado para darte un abrazo, decirte en persona lo mucho que te quiero, es inevitable dejar de pensar en ti, mucho más en este día.

Primero, debo decir que te extraño. Deseo fuertemente tenerte de frente para poder mirarte con nuevos ojos, abrazarte muy cerca, besar tu mejilla, sentirte distinto y amarte mejor.

No te diré que cumplir tus dieciocho años, tener la mayoría de edad, es como despertar al día siguiente y sentirte completamente diferente, cambiado y más grande. En realidad no se siente casi nada, salvo que tú quieras sentirlo así. Pero sí te diré que, al menos para la sociedad, es algo así como todo un rito y que si bien algunos pueden celebrar a lo grande, esperar regalos y presumir la credencial del IFE una vez que la obtienen (cosa que a mi parecer es bastante graciosa, que muy pocos salen bien en la foto y la tableta digital que registra la firma es un asco por lo que nunca sale bien a la primera), uno puede pasarlo de maravilla con unas cuantas personas que te signifiquen una muy buena compañía, donde sea que estés.

Estoy consciente de que no te veré en este día, sólo espero que me des un tiempo en alguno de tus días próximos para pasarlo contigo y disfrutarte un rato, celebrar por celebrar y por pasarlo bien a tu lado. Y bueno, hace ya unas semanas que no tengo el gusto de hacerlo.

No te canto las mañanitas porque seguro ya te las cantaron, y si ya te las cantaron, probablemente te las volverán a cantar. Mejor no te harto con la misma tonadita.

Pero déjame decirte que, eso sí, la bendita tarjetita que demuestra tu mayoría de edad te dejará conseguir alcohol sin complicación alguna, sin remordimientos. Y como ya estás para saberlo, ése es uno de los beneficios que se agradecen.

Muchas felicidades, Jesús.
Me gustaría estar contigo este día, pero sabes que te quiero mucho, desde aquí y desde donde sea.
Un abrazo, hipotéticamente el más fuerte y tierno que alguna vez te hayan dado.

Sólo espero que, aunque no esté yo ahí para compartir tu día, sea un día verdaderamente especial y que puedas recordarlo como algo mucho más que bueno.
Te amo. Feliz cumpleaños.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Haciendo el hueco más profundo.

Estúpida yo, entre tantas fantasías. Qué tonta, qué ingenua al querer creerme mis propias mentiras. Los recuerdos se han vuelto el reflejo de mis heridas. Imaginando que aún hay vida, que aún queda algo de esas palabras alguna vez dichas.

Tú no me lees, no leerás todo lo que he escrito por ti, para ti.
Tú no me buscarás, no lo harás, lo sé muy bien.

Yo sigo aquí soñando que volverás por mí, me mantendrás a tu lado, que no me soltarás, que no me dejarás ir más lejos.

Quisiera decir tantas cosas, pero por miedo a arruinar lo que nos queda callaré todo lo que tenga que decir, lo que pueda quebrarnos.

A veces mejor callo, porque lo que tengo que decir ya no importa, ya no debería importar.

martes, 25 de octubre de 2011

Mandar el corazón a un rincón.

Duele tener que quedarme aquí inmóvil, porque me he perdido y por miedo a no saber a dónde podría llegar prefiero ya no caminar. Quiero dar pasos seguros, aunque nadie me lleve de la mano.

No sé qué sentir al notar que tu aroma ya no está, me hundo en las almohadas, en el muñeco de felpa que alguna vez te conservó, ése tu aroma, por meses. Pero ya no estás.

Me gustaría saber que no fui una más, que aún significo algo para ti, algo grande.
Que tú eres el primero, eres el primero al que dejé entrar así.

¿Qué fue lo que tomaste de mí?
No te pido que lo devuelvas, sea lo que sea, pero duele ese vacío. Por ahora habrá que ver con qué tapiar al corazón.

¿Y si me dejas amarte de cerca? Sin tocar tus labios, sin tomar tus manos, sin robar tus brazos...pero no me apartes, no me hagas a un lado, no te alejes, no te borres así como así. Podría llenar un mar con esta tristeza, podría ahogarme en ella.

Vuelve a mí, aunque sea en algo diferente, pero vuelve a mí.
Quiero regresar, no dejes que desaparezca, no permitas que deje de existir.

lunes, 24 de octubre de 2011

Fueron 7 meses, 2 semanas y 6 días.

Amo sus manos, sentir sus brazos alrededor mío. Aunque no sé bien lo que sentí cuando me abrazó hace unas horas, que me rodeó por el cuello y después por la cintura, porque me quedé inmóvil y llena de frío.

Y odio amarlo hasta cuando duerme, porque me molesta que no esté despierto para estar enteramente conmigo, pero se ve muy lindo dormido.

Amo la sensación de recostarme a su lado, de que me abrace, que encuentre a lo largo de mi espalda y mi cintura dónde colocar su dedo para hacerme sentir una pulsión de cosquillas y escalofríos, porque hace que me contraiga toda y me curve hacia él, para luego apretarme más fuerte contra su pecho.

Me quedo con la nostalgia y las memorias que grabó mi cuerpo, también las que grabó el corazón y la mente.
Y me quedo con todo lo bueno y lo malo que me enseñó y me ayudará a crecer.
Y me quedo con sus tenis, no me duele usarlos.
También me quedo con muchos planes y me quedo con muchas dudas y corazonadas.
Y me quedo con una canción que me regaló. Puede que nunca sepa cómo suena.
Me quedo con todos los besos. Y ese beso que nunca supe sería el último. También con el que aún no sé si de verdad se murió en el intento.


Y si él supiera todos los detalles que guardo de esa última vez, cuántas cosas leí sin repentina conciencia en sus ojos, en esa breve mirada; en esas intenciones frustras, en lo que no se dio; en esas ganas reprimidas, en lo que pareció ser lo mejor.



No han pasado ni cinco horas desde lo que fue la última vez con él y ya lo extraño.

domingo, 23 de octubre de 2011

Regálame tus ojos...y tus manos, aunque tengamos que decir adiós.

¿Y cómo es que sigo arreglándome bonita cuando sé que no estarán ahí cruzándose nuestras miradas, sabiendo que no eres tú con quien me dispongo a pasar el tiempo?
Me pongo mi mejor vestido, el que me sienta bien y el que nunca me has visto. Sólo esperando, escondiendo bajo el ligero maquillaje el gran deseo de toparme contigo en la calle.
Recuperar tus ojos y que me sepan sólo a mí.

Un cinto para acentuar la parte que creo más estrecha de mi cuerpo; quiero que tus manos sientan ganas de sujetar esa parte de mí, fuertemente.

Te confieso que aún cuando no eres tú quien me acompañe, al verme al espejo y elegir mis ropas, pienso en ti.


No dudo que me quieras, hasta te creo que me ames. ¿Pero alguna vez has pensado que no eres tú el problema, ni yo? Tampoco creo que seamos nosotros.

Yo no dejaré de amarte, tú puedes hacer lo que te plazca.
Y aunque nos amemos, nuestras formas de amar no pretenden darse la mano para caminar, así como alguna vez lo hicimos nosotros dos.

No busquemos culpables, es sólo que ya no existe otra salida.
Sería eso o el cambio, pero para mí el cambio no es una opción. Y tampoco lo es para ti, si algo me ha quedado claro hasta ahora es eso. Ninguno de los dos cambiará por el otro. No es como si nos tuviésemos tanto amor.

sábado, 22 de octubre de 2011

Stalkear mucho a una persona como método para que te deje de gustar.

El título de la entrada, pues...encontré esa frase en el TL de Twitter y creo que tiene muchísima razón -al menos aplicada a mi situación-.

La verdad es que podría decir que tengo mucho qué decir al respecto, pero por esta ocasión quizás me guarde las palabras. El tema es demasiado amargo como para prestarle importancia después de un fin de semana increíble, después de un jueves hermoso.

Sólo debo agradecer así a amigos tan buenos que en tan pocos meses han demostrado interés y cariño por mí, preocupación por mis problemas:

Gracias, M, por estar ahí para mí, recibirme en tu casa, salvarme del calor de la tarde y del sol, pensar en cómo secar mis lágrimas y lograrlo a través de compartirme uno de tus gustos personales. No tengo más palabras que puedan expresar lo mucho que te quiero.

Gracias, S, por dejarme estar en tu casa también, presentarme a tus amigos, alimentarme, dejarme dormir y siempre escucharme. Por dejarme entrar en tu mundo tan caótico y bello.

Gracias, C, porque aunque al principio no estaba muy segura, ahora sé que puedes ser alguien especial y de mucha ayuda en momentos de flaqueza. A tu manera tan directa, tan objetiva y analítica. Por tus consejos, tus abrazos, por caminar las calles de esta nueva ciudad conmigo.

Y gracias, H, V y D, por estar este domingo junto a mí. A ustedes que ya de hace años los conozco y continúan a mi lado.

Los quiero mucho.

jueves, 20 de octubre de 2011

Dame la más mínima razón para crearme una excusa que me aleje de ti y de este dolor innecesario.

¿Y sabes qué es lo más triste? Que siento que yo tuve que ganarme tu confianza al final, cuando yo te la regalé de lleno.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Confieso que...

Puedo llegar a sentirme estúpida ideando formas de llamar tu atención.

A veces, cuando camino sola hacia el supermercado, actúo situaciones que me incluyen y hablo en voz alta diciendo simulaciones de diálogos de otras personas.

A veces mientras muero de ganas, mientras le extraño -cuando no le tengo cerca- beso el dedo pulgar de mi mano.

A veces, cuando me aburro me pongo a jugar con los huesitos de mi cadera y de pronto todo parece mejorar.

Saber que no se es.

Muchas son las cosas, situaciones, pasatiempos, gustos que disfruto y he adoptado con el tiempo y la experimentación personal.

A veces creemos que las cosas que hacemos, lo que nos gusta, los aspectos con los que mantenemos un contacto frecuente nos determinan o definen. Es importante entender que uno no es lo que hace, uno no es los demás, que no se es lo que resulta agradable y que tampoco somos nuestros propios miedos y temores.

Me gusta tomar fotografías, pero no soy una fotografía y no soy fotógrafa.

Me gusta caminar las calles, pero no soy camino.

Me gusta sentir el aire jugando entre mis cabellos, pero no soy aire ni juego.

Me gusta la noche, pero yo no soy la noche ni soy la luna ni seré las estrellas. No soy brillo y no seré la oscuridad del cielo.

Disfruto la cercanía de personas alegres alrededor mío, pero no soy alegría. Y me enamoran las miradas tristes, aunque no puedan ser mías.

Me gustan mucho las gardenias, esos ramilletes que venden en los cruces citadinos, pero yo no soy ni seré ese sutil aroma que desprenden con dulzura.

Me gusta sentir que algo es mío, pero a veces ni yo misma me siento pertenecer.

Me gusta creer que puedo hacer las cosas diferentes, no sólo para mí sino para los demás, pero la verdad es que por ahora yo no soy el cambio y mucho menos soy la diferencia.

Disfruto de jugar baloncesto. Yo no soy la pelota, ni mis tenis, no soy la cancha, ni el deporte mismo.

Me gusta pasar el tiempo a solas y no soy el tiempo y no soy soledad.

Me siento bien al sólo callar y apagar mis pensamientos; no soy silencio.

Suelo pasar las noches y los días sólo divagando y mucho de mi tiempo se vierte en letras publicadas (en Blogger o Twitter, a veces en blocs de notas), mas yo no seré ninguna red social. Tampoco soy las palabras que puedo escribir y pensar, no soy pensamiento. No soy ensayista, no soy escritora y tampoco filósofa.

Me gusta consumir algunas ideas que me brinda la sociedad para sentirme pertenecer a algo que es de mi agrado, pero no soy nada de lo que consumo e inclusive hasta los ideales que he adoptado, tampoco soy esos ideales.

Pasar el tiempo bordando cenefas con hilos, escribiendo mensajes en ellas. No soy aguja, no soy tela.

Disfruto del placer que me provocan ciertas fugacidades efímeras, ¿podría ser yo fugaz y breve?

Y si no soy la lluvia, no soy lo cálido de un cobertor por las noches, si no soy lo que puedo comer, no soy lo que veo y no soy lo que escucho, ¿soy lo que siento? Y si no queda más para intentar definirme, ¿soy tan sólo intensión? Una intensión más agregada a un conjunto de otras intensiones. Pero no soy intensión y no soy sentimiento.

¿Qué es lo que tengo, entonces, con qué me quedo yo? Si fuese una pregunta fácil de contestar quizás no tendría tanto sentido el buscar. Y supongo que ahora eso no es tan importante, pues, mientras sepa reconocer lo que no soy la confusión no me robará lo que sí soy.

Como esconder un secreto o un tesoro, si desconoces su paradero será más difícil ante los otros hallarlo. Y también podrías pasar por su localización y no saber que está allí escondido tu secreto, quizás no deba ser hallado a menos que fuera por coincidencia o destino.

Sé algunas cosas qué no soy por ahora: no soy música, no soy novelista, no soy caricia, no soy un beso, no soy tinta, no soy color, no soy luz y tampoco soy penumbra, no soy superficie ni profundidad, no soy el mar, no soy oxígeno, no soy lo magnífico, no soy agua, no soy un abrazo, no soy este instante que ya ha pasado, no soy presente, definitivamente no soy suspiro ni respiración, no soy orden ni equilibrio y temo decir con sospecha que tampoco soy el caos.

lunes, 17 de octubre de 2011

Tengo un deseo.

Deseo escribir una historia en la cual el personaje principal lleve por nombre "Ausencia".

Es todo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Imposible dejar de extrañarte.


Aquí estoy atiborrada de hojas encuadernadas, de libros y lapiceros, muchos deberes pendientes; todas mis prioridades reales enredadas entre las letras de tu nombre.
Volviéndome verdad ante ti, intentando lucir mi mejor sonrisa, mostrando mi más transparente mirada con la ilusión de hacer que me ames aunque sea un poco más; sólo quiero que a pesar del temor que yace en mí puedas atravesarme toda con tus ojos.
Qué deseo tan bizarro el querer convertirme en aire, en vapor de una fragancia agradable a tus sentidos; quiero que me respires poco a poco, lento, lucha por contenerme dentro tuyo y no me exhales nunca más. Aunque te duela, ámame.

domingo, 2 de octubre de 2011

Y aunque muera de ganas, yo ya no pienso buscarte ni para ver lo que es eterno.

¿Me pregunto cuántas veces has mencionado mi nombre en estos días? ¿Te he pesado tanto como para no poder cargar conmigo en soledad?
Mientras la distancia a ti te pudo abrir los ojos, a mí me rompió en cachitos al amor.
Pero con todo y el riesgo de quedarme sin palabras, de retractarme, prefiero hablarlo todo de frente.

Masoquismo.

Tú tan enamorado de tu música y tu libertad. Sientes que me tienes ya ganada; tristemente piensas bien, pues aquí me tienes. Tristemente me siento cansada, aquí estoy parada frente al borde contemplando el abismo frente a mí sin tener la fuerza de saltar, esperando que vengas y sujetes mi mano para impedirlo. Tristemente quiero creer en algo que sé no sucederá.
Yo tan enamorada de los recuerdos y de ti, de tus defectos que terminan pareciéndome agradables o no tan desagradables. Aquí en la distancia que dejamos crecer, que me regalaste sin consultarme. Yo te sigo esperando, tan estúpida, tan débil, con los ojos abiertos y tan ciega.

¿Qué hago aquí bajo tu ventana abierta, sólo esperando que pienses en asomar el rostro, sólo esperando que me busques con la mirada perdida hasta encontrarme?

Una vez más me he venido abajo para volver la mirada hacia ti.

Me he olvidado un poco de lo que pretendo al escribir tanto. Hasta me siento desentendida al encontrarme huyendo de ti, evitando un contacto directo. ¿Cuál era el objetivo?
Me sorprendo siempre pensando, entre la amargura de toda esta situación, aún imaginando el momento en que casarnos pueda ser no sólo un pensamiento ilustrado de mi mente. Pero eso no será nunca lo que tú desees. No lo creo. Y tampoco yo, sólo recurro a ello de vez en cuando porque me doy la oportunidad de sentirlo tan real.

¿Entonces qué soy para ti? Esa es sólo una pregunta estúpida.

Toma valor de correr hacia mí y sujetarme fuerte, si tan suelta me ves, tan tambaleante. ¿Podrías lograr que me aferre a ti con la fuerza de tus manos sobre las mías, sobre tu pecho?
Sé tajante, amor mío, ven y disipa la cobardía de todos estos días. Ahoga todo el orgullo, vuélvele opaco en tus labios. Borra de nosotros todo rastro de la palabra miedo, que todavía te anhelo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Muchas cosas ya fueron, muchas más no serán.

Pasar la noche planeando cómo terminar esto, ensayar las palabras consciente de que no podré nunca repetirlas igual.
Aún no sé cuándo y lo peor es que él podría no tener ni idea.
No creo no llorar, pero creo que estaré mejor así.

Tengo miedo de flaquear y no hacerlo. De verle a los ojos y sentir miedo. De quebrarme y llorarle cuando no quiero y sí quiero que me vea así, frágil, necesitada de algo que podría no ser él y a la vez sí.

Y de alguna manera le siento como un niño incapaz de cuidarme y de hacerme sentir segura, de saber quererme, porque quizás sepa querer, pero su manera de hacerlo no me va.
No me llena.

Temo no hacerlo, vivir y quedarme en los recuerdos. Porque le dejé tomar de mí mucho, se lo di y eso hace aferrarme a él.
Pero eso ya fue, ¿qué hay del ahora?

Aquella ciudad fue linda, fue buena e hicimos muchas cosas juntos. Pero esta no, esta ciudad me ha lastimado, han sido lágrimas que no se han limitado a la noche.

Y me fallé a mí misma al dejarme quererle así, tanto, y al ser ciega y culparme, y al perdonarle sin olvidar.

Del amor a lo indefinido.

Qué pena que aún sin ganas de saber de ti continuó detrás tuyo.
Qué pena saberme perdida en el tiempo pensándote.
Qué pena que no me busques, qué pena estar esperando.
Qué pena saber sin conciencia que se acerca el final.
Qué pena planear cómo acabar con lo nuestro.
Qué pena tener que acumular las lágrimas para el momento.
Qué pena sentir miedo.
Qué pena que creyeras que necesitaba un tiempo para mí cuando lo que necesitaba era no sentir más tu ausencia.
Qué pena que no supiste encontrarme.
Qué pena que no sintieras la necesidad de volver a mí, qué pena pensar que lo harías en el momento adecuado y al final no lo hicieras.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Estés o no preparado, te importe poco o mucho, esto no me hace sentir bien.

Ahora es cuando me doy cuenta, ¿no crees tú que existe crueldad en siempre tener tan presente que lo nuestro habrá de tener un final? Entonces siempre habrás de actuar a consciencia, sin total entrega, porque de una u otra forma sabes que no durará. Lo sabías con anticipación, no puedes decir que no hubo advertencia. Y en algún momento habría de sobrevenir. Este podría ser el momento.

Prolongar las cosas cuando sabes que ya no queda más.

Qué estúpida al sentirme así y saber que tenía razón, que tu parecer no se entiende con el mío, que no has entendido ni un poco de lo que estos días he gritado tanto.
¿Que la distancia te permite valorar a los demás, piensas? Si necesitaste de la distancia para entender el valor de alguien, ¿entonces qué había antes de la distancia? Porque la distancia a mí me ha dolido, me ha lastimado y me ha quebrado toda. Pero no lo sabes ver.
¿Esperas que corra a tus brazos la próxima vez que nos veamos? ¿Imaginas acaso que mi alma se derrita al escuchar tu voz una vez más, que mi cuerpo no se resista ni un poco a tus abrazos?
Ha sido casi un mes de lágrimas, ¿qué ha sido de tu vida? A veces es como si ya no me interesara saberlo, pues de todas maneras es como si no estuvieras más.
¿Qué decirte de mis días? A veces no me preocupa que te enteres, que sepas de mí.

No pienso comunicarte mis lágrimas una vez más, ya no más.
No quiero entregarme aún más a ti, me desconoces. Me desconozco en tus ojos.
No necesito más caos en mis días, tampoco lo deseo en mis noches.
De mí ya no queda más, espero que alguien sepa ser distinta a como yo lo he sido.
Tú y yo no vamos más de la mano, igual ya no siento tu calor ni tu aroma.

No es lo que necesito.

Por el momento ya no tengo más palabras qué decirte, no pienso gastarlas en esto, en todo esto que está tan lleno de ti, pero al mismo tiempo tan lleno de tu ausencia.
Y yo tan abandonada, tan indiferente y negada. Y todos hablando en parte de lo mismo, aún cuando yo también lo he hablado, cuesta quererlo y aceptar que esas conclusiones verdaderamente han salido de mi boca.

No sé si reírme, si sentirme mal, si frustrarme o sólo no hacer caso de que mientras yo sigo inconforme tú pareces dar todo por sentado, tan seguro, tan calmado, como si fuésemos tomados de la mano con la confianza que alguna vez nos vimos y anduvimos caminos, al menos para mí, nuevos y desconocidos senderos.
Tanto te entregué de mí, no digo que tú no lo hayas hecho igual. Pero me entregué a ti un día y a los siguientes ya no estuviste para mí. La distancia, esa ya no es razón ni excusa válida.

Recuerdo que antes llegar a esta nueva ciudad, antes de partir de aquella otra que nos vio crecer y en la que nos conocimos, me dijiste que te sentirías solo, pero que yo estaría allí para ti y claro que sería así. Dijiste que no tendrías amigos cerca, sólo mis conocidos, pero que yo estaría allí para ti y te hice saber que sería así. Vaya sorpresa cuando te topaste con compañeros que rápidamente se volvieron tus amigos, entonces no necesitaste más de mí, no tan súbitamente, no tan desesperadamente, no con el anhelo que habrías de expresar al buscarme. Mas no me buscaste.
Recuerdo me decías que si alguna vez te enfermabas te gustaría que fuese a verte y estar contigo para hacerte sentir mejor y hacerte compañía. Curioso que quienes estuvieron contigo en esa ocasión fueron esos nuevos amigos y que de alguna manera no me permitiste estar. Qué gusto que no tuviste que pasar ese momento solo sino con buena compañía, que pena que esa compañía no pude ser yo.

Y qué lastimero es no dejar de escuchar a la gente decir que de tanto pensar nace la confusión, que de tanto pensar uno se enferma, que de tanto pensar no sé decidir ni ver lo que sucede. Qué mal se siente olvidarte de pensar por momentos y que poco después, a prisa, venga la culpa, te llene el dolor, te abrace la angustia. Pero por supuesto que ha sido mi culpa.

Sería una mentira decir que de esto nada bueno ha venido a mí, porque ciertamente muchas cosas maravillosas han pasado, inclusive si ninguna de ellas ha portado tu nombre.
Amistades y de las buenas, salidas, lugares nuevos, reencontrarme a mí misma, romper mis paredes y autodestruirme en caos para volver a mí, tiempo conmigo, re-valorar a quienes ya han estado conmigo desde antes, conocer hasta qué grado de importancia tengo en las vidas de aquellos otros, y hasta el llanto ha sido en parte excesivo, pero bueno.

Una vez te aseguré que mi amor por ti sería para siempre, que podía prometerte un por siempre. Mi amor por ti es tuyo y es mío, pero te lo obsequio en gran parte de todas formas, aunque ya se encuentre roto, se ha quebrado ante ese nosotros que ya no se siente ser, pero ese amor permanece porque alguna vez fue y ése no deja de ser.

Pero estas son sólo letras que nuevamente he usado pensando en ti, a pesar de que en principio mi intención fue no gastarlas así. Qué insensato de mi parte pensar que era posible.

Pero estas siguen siendo palabras cubiertas de silencio, ya habrás de escuchar lo que mi voz entone en tu presencia, cuando tenga el valor y la certeza.
Por eso no les des tanto sentido, no ahora, pues igual dudo que lo leas.

Nuevamente escribo de abstracciones que podrán no ser ciertas y no por eso dejan de ser verdad.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Cuando uno se calla las cosas y se cede a uno mismo.

Y si ya no sientes la necesidad de tenerme a tu lado...
¿qué es lo que sientes?
Porque dudo que sea amor.
Cuando alguien te importa, le quieres.
Sientes cariño, pero no amor precisamente.
O quizás un amor de diferente tipo.

Ya no estás para mí,
no estoy incluída tanto en tu vida.
¿Sientes una necesidad dentro de contarme tus días?
Lo dudo.

¿Y dónde quedó la respuesta que me darías a la carta que te entregué en la biblioteca?
¿Y qué le pasó a las canciones que habías escrito pensándome?
¿O si tan sólo fue una, qué le pasó?
¿Eran mentira, nunca las escribiste por mí o para mí?

Ya no siento que te compartas conmigo más allá de sólo una charla.
Las cosas que nos contamos hace unas semanas se quedaron en esas semanas atrás...
¿qué pasa ahora?

¿Y qué quieres que piense cuando de alguna manera, tú sabiéndome frágil,
me cuentas cosas como que soñaste con ella?
Inclusive que si no significa lo mismo para ti, sigue teniendo un significado.
Y eso no lo puedes negar.

Aún si alguna vez pensaste que era madura y que puedo tomar las cosas que me digas sin quebrarme...
La madurez no te hace frío ante lo que puedas sentir.
Sigo siendo Aurora, por madura o inmadura que me pienses, soy frágil y sí, con un demonio, puedo ser tan inocente como estúpida. Y quizás hasta llegue a ser lo mismo en ocasiones.
Quiero ser alguien que no depende de nadie más, pero la verdad es que cuando me entrego a alguien lo hago de lleno, no a medias. ¿Cómo, entonces, puedo desapegarme del dolor y también de lo bueno?
No me sienta tan bien ser indiferente conmigo misma.

Yo no me siento amada, ¿sabes?
Ya no te siento.

I feel you less tender...
No porque ya no uses palabras en específico para referirte a mí...sino por el trato.
Me siento como un amigo más tuyo, ni siquiera una amiga, un amigo.
Y no es que sea malo, porque me gusta ser tu amiga...
pero no soy sólo eso, ¿no?
Se supone que no soy sólo tu amiga.

¿Dónde quedó la persona que me decía que "sólo lo dejara ser"?
Te has vuelto frío y analítico...tan simplista.
Como si le tuvieras repulsión a lo complejo de mis emociones y mi perspectiva.
Yo siempre intento verlo todo desde tu lado, pero también es cansado dejarme en un segundo plano y que no sólo lo haga yo
sino que la otra persona no me intenta poner en un primero para mirar con ojos diferentes las cosas.
Y caemos en lo mismo.
Es tan repetitivo que me canso y me quedo sin saber qué pensar.

Alguna vez conversando me decías algunas y yo te decía otras...
y entre esas te dije que te seguiría amando siempre y cuando nunca me dejaras de dar motivos.
¿Dónde están esos motivos que me prometiste, que dijiste me darías?

No es excusa decir que no eres bueno con los detalles,
que eso no es lo tuyo,
que tú no eres así.

Yo sólo siento que me soltaste de pronto y me dejaste ir.

Y es que eres un maldito inoportuno...desde cuando se te ocurre hablarme del asunto por msn
cuando estoy llena de tareas y con poco tiempo para hacerlas...
hasta cuando de un momento a otro me haces sentir lejos de ti, extraña...
justo después de que me entregué de una manera más grande a ti.
¿Qué te sucede?
No puedes ser tan ciego...tan terco...tan incomprensible.
Yo debo practicar de manera ligera el ser reacia a sentirme tan mal por lo que me acontece...
¿pero qué hay de ti?
¿Sacrificar mis emociones sin nada a cambio? ¿Qué tal algo de consideración por tu parte?
Se trata de detalles, de trabajarlo todo por a poco...
No es algo estático.
Y ahora no tengo razones que me hagan sentir que si continúo contigo de esta forma
todo estará bien.
No te pido flores ni que me compres cosas ni que gastes en ir a comer a algún lugar...
Sólo te pido detalles.
Maldita sea, no puede ser tan difícil.
Si realmente te importa...entonces sabrás cómo hacerlo.
Como la pequeña flor que te regalé el día que veníamos caminando del cine a mi cuarto en las Villas.
Como las cosas que te escribía aún en el colegio.
Comos los pocos, pero sí, los dibujos que te he dado.
Como esos pequeños detalles.
Como la carta que te escribí y a la que le agregué un dibujo y además la sellé con lacre.
Como esperar a estar segura de decir un te amo, para que valiese la pena.
Como esas historias que inventamos...
Como simplemente contarte el día y decirte lo bien que me hace contar con otras personas
y contarte de mis alegrías y confiarte lo que me hace sentir mal.
Como tener fe en que puedes hacerme sentir mejor.
Son cosas que no cuestan tanto, ¿sabes?
Pero valen mucho.
Valen más que cualquier cosa comprada.

Porque me siento como la línea escrita después del punto y coma sin siquiera llevar verbo en su estructura.

El amor te hace hacer cosas que no te toman tanto pensar,
que sólo haces y ya.
Como tomar ese taxi e ir a tu departamento en un día jueves...
porque sentí que no estaba bien todo.
Cosas espontáneas...
¿no te nace hacerlas?
¿No mueres por salir a buscarme?
¿No deseas llegar a como puedas para verme y estar seguro de que todo va a estar bien?
Tú también nos estás dejando morir...

No hay nada, no existe inspiración.

De pronto me recorren escalofríos de orígenes ignorados, sólo Hometown Glory de Adele en el aire expresada con notas musicales.
De pronto me surgen ideas un tanto suicidas y de homicidios emocionales.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Entre tantas ideas ya no quedan caminos por recorrer.

Comienzo el día con canciones de alabanza, una botella de agua templada, hambre y cansancio. El cansancio qué más da, hasta suena repetitivo, rutinario y esperado. Las canciones, en cambio, parecen tener un efecto acogedor cuales brazos te tomaran gentiles y te mecieran cálidos, pero no hay nadie abrazándome ni sujetándome.
Nos estamos dejando caer entre empujones intencionados y otros no tanto. Estamos menguando, pero nadie enciende una vela. Mientras los demás dicen que todo estará bien, que hay soluciones...mientras otros dicen que sólo estamos perdiendo el tiempo y que el fin es visible aunque no lo queramos ver.
Dispuesta a beber una copa y nadie aquí quien la llene por mí, lo haré yo misma entonces. El primer sorbo seguramente no será por ti, eso ya lo sé.
Hace unos meses ya que no probaba el sabor de un vino y con cada trago el sabor pierde amargor.
No es por ti, es porque quiero.
Me deseo merecedora de algo mejor.
Un suspiro exhalado: "oh, la música" con residuos de un estado maravillado.
Me embriaga el sentido del gusto lo dulce y tenue de la uva. El calor del vino pasando de mi lengua a la garganta y el pecho, sólo puedo cerrar los ojos y sentir que algo me recorre por momentos efímeros.

sábado, 27 de agosto de 2011

Amar lo prohibido.

Luz muy tenue, más era la oscuridad que les envolvía los cuerpos, y las sábanas enrolladas en el suelo y recovecos, entrometidas en donde sus cuerpos pretendían juntarse mucho más. Así, con un movimiento ágil, él se encargó de quitarlas de su camino.
Limitados aún por lo grueso de sus jeans oscuros y la tela de las ropas que cubrían las piernas de ella, la embestía con vehemencia. Cuando a ritmos lentos y atentos le abordaba la sensibilidad de esa parte que nunca nadie antes había tocado, le procuraba sensaciones que desde hace mucho en secreto ella deseaba explorar en su propia piel. Le arrebató suspiros que invadieron el aire con quimeras gritadas, gemidos jadeantes conformando su respiración, gemidos que brotaban sin permiso de ella y que de tal trance que él le provocaba salió con suerte para notarlos, mas no se reprimió, pues él parecía extasiado con aquellos sonidos extraños que inclusive ella misma desconoció con facilidad y desconfianza al principio y ella encantada de su éxtasis que le llevaba consigo.
Con cautela los dedos firmes y varoniles de su mano derecha exploraban temerosos en el borde de su blusa, poco a poco colándose bajo de ella, acariciando la fragilidad de su espalda baja, subiendo cada vez más hasta su delicado cuello donde con decisión le sujetó para hacer de ella lo que le placiese, acomodándole el rostro de tal forma que se le facilitase la tarea de llenarle la boca de besos. Besos húmedos y tibios que también eran depositados en su cuello de esencia quebradiza. Se entregaba con arrebato de su propia alma a cada roce ofrecido por él sobre su cuerpo. Trémula la apariencia de toda ella, maravillosamente perdida y abandonada de todos sus sentidos que parecían escurrirse en dirección a él. En ese punto ya le tenía sin importancia si los vecinos de abajo escuchaban el ruido de la cama o si los de al lado se percataban de lo que allí acontecía, aún así, todo su placer perecía en un ahogado silencio.


Su recuerdo latente en el calor de su entrepierna hacía a sus marcadas caderas colapsar. Lleva su nombre escrito en todo el cuerpo vaporoso, cicatrices grabadas evidenciando la noche. Las marcas de aquellos dedos que se aferraban a la piel tersa de aquella niña, las heridas que en sus carnosos labios dibujó, inclusive hubo un momento en que los besos se tornaron sabor ferroso y fueron culpables los dientes de él desgarrándole pedacitos de suave piel de su boca.

En el interior de ella gritan los pensamientos:
Su voz resonando, pronunciando mi nombre con una sensual profundidad e inconsistencia, a la vez.
-Leonor, ¿qué pasa? -callaba por unos segundos e insistía. -Dime, Leonor.

Ella se sentía morir de tan sólo revivir sus caricias y esa voz, oh, qué voz.
Quiero sentir el peso de tu cuerpo sobre mí, acoger tu cara en mi pecho, sentir tu respiración, quiero sentirme mecer sobre ti, tener tus manos sujetándome por las caderas, marcándome el ritmo, empujando tu miembro, simulando el acto que sin duda ansiamos ambos.

-Me tiemblan las piernas -dice confundida.
-Como a una niña pequeña.
-Estoy llorando y no entiendo por qué -sintiéndose un tanto quebrada por dentro. -Hoy has sido más un amigo que un amante. Gracias.

¿Por qué eres tan dulce conmigo?

Admito que me parece un tantito atractivo saber que al menos uno de nosotros tiene idea de lo que estamos haciendo y a dónde podría llevarnos.

Mientras de "a mentiritas" jugamos, nos disfrutamos mutuamente de muchas formas.

Creo que me has vuelto a enamorar.
Me hiciste sentir hermosa, bella y atractiva sin necesidad de excesos.

lunes, 22 de agosto de 2011

Nos hacíamos falta más allá de los límites corporales.

Es entonces cuando nos re-valoramos; una madrugada de charla, revelación de secretos y otras confesiones que aunque por un lado nos llenan de amargor, finalmente nos llevan a una catarsis en permanencia indefinida. Pero esta pudo ser la noche que me quebró en mil fragmentos por dentro, pues, ya nada será lo mismo ni te veré con los mismos ojos.

domingo, 7 de agosto de 2011

Los sucesos me confirman.

Tantos sueños idealizados hasta ahora, me pregunto si también tú has construido sueños de altos muros conmigo siendo parte de ellos.
Tantas veces he pensado en cómo celebrar tu cumpleaños, lograr que sea el mejor o hacerlo memorable.
Me encantaría hacer tanto contigo, tanto. Algunas cosas tan sencillas como mirar una película sentados en el sofá de tu sala, otras son más bien pensamientos penosos que ni siquiera me atrevería a pronunciar. Muchas de esas cosas son tan deseables para mí que estoy segura no podría hacerlas por mucho que quisiera, por "indebidas".

miércoles, 3 de agosto de 2011

Nos venimos abajo.

A veces me callo las cosas a mí misma antes de poder pensarlas. Entonces es cuando me quedo con esa sensación incómoda sin siquiera tener razones.
Las suposiciones destruyen historias, derrumban castillos. La duda y también las mentiras. Las mentiras que se suponen son todavía peores.
Y el orgullo de no aceptar lo que se siente.
El miedo a decirlo, a quedar en ridículo.
Lo odioso de ser juzgado.
El horror de que no te entiendan y que todo se torne tan personal.
El calor de esta tarde me mata, yo sin aire fresco, en suéter de lana que por pijama aún llevo a estas horas.
Hasta parece que me empeño en sentirme peor.

Pero todo se va, se esfuma y comienzo a "mejorar".
En el olvido, una solución fugaz y prometedora.



Felicidades, Amor, por estos cinco meses el día de hoy.

Y que no te venga mal la amargura de nuestras ironías, pues al final seguirán siendo nuestras.

domingo, 31 de julio de 2011

Atún para la cena.


Hace unas horas volví de caminar en el parque con mi familia, para variar la rutina. La verdad es que llegué a casa con mucho apetito y con la idea de lograr que mi padre cenase saludable porque quiero que me dure muchos años más. Logré que cenara queso panela con galletitas habaneras y yo opté por experimentar con la comida. Es así como les tengo una receta muy simple y con la cual pueden mezclar dos alimentos tan sencillos como lo son el atún de lata y la lechuga de manera que le cambien el sabor y el concepto.
Quizás a alguno de ustedes les resulte extraña la receta porque estén acostumbrados a comerlo con mayonesa y esas formas tradicionales. Si es así, atrévanse a probarlo de manera diferente. Les aseguro que nada pierden.
Y bien, para no extenderme más, la cosa va a como la ven a continuación.

Ingredientes:

*1 taza de lechuga finamente picada. (Puede ser del tipo que ustedes prefieran y como sea que la conozcan pues tienen muchos nombres: romana, iceberg, francesa, orejona, etc. Sólo presten atención en la manera que la piquen porque entre más fino el corte más suave quedará al ser preparada.)
*1 lata de atún. (Yo lo prefiero en agua y usé una que contiene 120g de masa drenada, es decir, sin el contenido líquido.)
*Cacahuetes naturales limpios y sin cáscara. (Los cacahuetes son frutos que realmente nos dan muchos beneficios por su consumo diario. Tengo entendido que es recomendable consumir 30 gramos ó 3/4 de taza de esta legumbre, yo use menos de esa cantidad pero pueden ponerle hasta los 30 gramos si lo desean; les recomiendo comprarlos con cáscara y remover ésta al momento de usarlos -inclusive hacer esto me resulta relajante-.)
*Aceite vegetal. (En casa tenemos diferentes tipos de aceites comestibles: aceite de coco, de girasol, de soya... Esta vez opté por usar aceite de cacahuate. Cualquiera es bueno, pero dicen que el de coco es excelente.)
*Salsa inglesa. (Sí, de la que se usa para las pizzas -bueno, yo le pongo a la pizza-. Decidí agregar un poco de esto para realzar los sabores. Debatí un poco entre vinagre, vinagretas, salsa de soya, pastas tipo curry, BBQ, etc. Al final fue la salsa inglesa la elegida. Pueden probar cosas diferentes y jugar con los sabores.)
*Paprika al gusto. (También es conocido como pimentón dulce y es un condimento de color rojo-anaranjado que mi hermana y yo hemos adoptado para casi todas nuestras comidas, es delicioso, inclusive su aroma estimula a mi paladar. Si tuviese que describirlo con una palabra sería intenso.)
*El jugo de medio limón.
*Sartén. (Qué bueno que el de mi madre tiene teflón, ¡jajaja!)

Procedimiento:

1. Engrasar con el aceite vegetal -en mi caso aceite de cacahuate- el sartén que se usará. No uses demasiado, debes usarlo con moderación, sólo gotitas.
Mantén el fuego en medio o fuego bajo.
2. Una vez caliente el sartén, agrega las hojas picadas de lechuga -puedes mezclar varios tipos- y los cacahuetes pelados. El punto es dejar que los cacahuetes se tuesten ligeramente por lo que si usas mucho aceite en lugar de tostarse lo absorberán y no quedarán crujientes. La lechuga se reducirá considerablemente por la efecto del calor, si la picaste apropiadamente tendrás buenos resultados (si lo prefieres puedes retirar el tallo haciendo unos cortes laterales con el cuchillo así retiras la sección más firme de la lechuga).
3. Seguidamente coloca el atún en el sartén -sólo la masa drenada, tira el contenido líquido- y deja que se fría un poco. (El platillo está pensado para servirse tibio, me gusta así porque se siente mucho el sabor.)
4. Procede a añadir la salsa inglesa, sé generoso pero no exageres, no queremos que los sólidos naden en la salsa. (Es normal que los frascos vengan con un dispensador en la tapa por lo que puedes agregarlo sin necesidad de medirlo, es puro cálculo al gusto.)
5. Finalmente toma la prapika y espolvorea la cantidad que consideres de tu agrado. Es fácil ver cuánta le has puesto por su característico color. Revuelve todo con ayuda de una cuchara, espátula o utensilio de cocina, no te tomes mucho tiempo para hacerlo pues el punto no es quemarlo todo en el sartén.
6. Agrega el jugo de limón y revuelve una vez más. Retira del fuego cuando los ingredientes estén bien mezclados.
7. Ahora sólo resta servir y disfrutar lo que ya has preparado.

Espero lo intenten; no forzosamente debe ser un alimento para la cena. Disfrútenlo, comenten y muchas gracias por leer.

¡Provecho!


sábado, 30 de julio de 2011

Poesía con música.

Tengo una hermana que es de esas personas que cuando escucha una canción que le gusta mucho termina escuchándola unas cuarenta y siete veces al día sin parar, además de cantarla cada que no la está escuchando.
Hace unos días, de vuelta de nuestra vacaciones, le mostré una canción que me encanta porque en el autobús de regreso no había nada mejor qué hacer. Le argumenté que la letra me fascina.
La canción es de León Polar (ex-integrante de la banda Sin Bandera y quien tomó una carrera en solitario al estar dicha banda disuelta), el título de la canción es Hacerme Bien.
Para mi sorpresa, unas horas después de haber llegado, el sonido de la canción inundó la casa por mucho tiempo pues al parecer a mí hermana le encantó y con "odio cariñoso" me echó la culpa de su nuevo trauma musical; ¿qué puedo decir?, fue un placer.
El ver que a ella le había agradado la canción me impulsó a ponerla en el blog (hace un tiempo puse en una entrada otra canción -Glitter In The Air de Pink- y me comentaron que debería poner otras canciones) y bien, aquí una canción más.

El título del post se debe a que sencillamente la letra de la canción me resulta maravillosa, para mí es poesía y me enamora sin necesidad de música. Agradecería que leyesen la letra antes de escuchar la canción si es que no la conocen, después escúchenla y disfrútenla las veces que quieran.

Personalmente, siempre me gustó más la voz de Leonel García (a.k.a. León Polar), mucho más que la de Noel Schajris -quizás sea sólo yo, pero siento que le imprime más sentimiento a todo y para qué les digo de sus videos porque también me gustan muchísimo-.

Sin más qué decir, les dejo aquí la letra y el link del video:

Ven, ven, entra en mi campo gravitacional.
Ven, ven, que las mareas suban en el mar.
Ven con tu efecto sagrado
que vuelve en presente los tiempos futuro y pasado.
Ven con tu luz atrayente
que calma el dolor de mi mente automáticamente y...

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, tú sólo sabes hacerme bien.

Ven, ven, para que afectes mi mundo emocional.
Ven, ven, siempre mejoro de forma general.
Ven con tus ojos castaños
que tienen en mí un efecto benigno y extraño.
Ven con tu piel como un paño
que cubre de gracia mi piel y de sueños los años y...

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, tú sólo sabes hacerme bien.

Ven, ven, dame esa mano que me ha llevado
a donde nunca había estado, sólo
ven, ven, que hable tu voz que hipnotizado
me va poniendo en otro estado, sólo
bien, bien, sí...tú sólo sabes hacerme bien.
Tú sólo sabes hacerme bien.


lunes, 25 de julio de 2011

Fragilidad y vulnerabilidad. Me he vuelto débil.

Resultaba obvio, predecible. No es la primera vez.
Puedo leerte con facilidad en tus actos, el laberinto de tu mente parece ser tan simple que no me hallo dentro de él.
Acciones auguradas, ideas irreconocibles.

Es confuso estar con alguien que no entiende del todo, que no ve lo que tú ves, que cambia pero no se inclina hacia tu postura y lugar, inflexible y rígido.
Es confuso ahora recordar que poco antes de tu frustración, me veía yo pensando en aquellos a los que alguna vez les di mi cariño.
Valorar las diferencias de cada ser, cada quien a su manera.

Algunas palabras son capaces de enfermar, mucho.
Algunas otras duelen.

Este ha sido un viaje turbulento y nadie en el vuelo me explicó cómo usar las herramientas de seguridad. Creo que nadie tampoco me las piensa proporcionar o quizás un amigo lo haga, quizás la experiencia ajena o no.
La verdad es que tomé el avión sin saber el destino, ¿me habré equivocado de vuelo?

A veces lo que más duele son las pequeñas mentiras que pueden no ser mentiras y las suposiciones.
Vivir de historias irreales, hasta cierto punto.

Me frustras tanto en ocasiones.
Ese orgullo tuyo, esas espinitas que te vuelven aún más impulsivo, sabes herir pero parece que no estás consciente de ese conocimiento.
Ignorar la magnitud y el alcance de nuestros actos.

Me he llegado a sentir como una serie de intentos vanos y malogrados.
Desengañada, eso.
Nada es perfecto.

Cuando dejamos que las malas vivencias opaquen a las buenas, entonces el alma puede atenuarse un poco o un mucho.

La duda me mata lento.

Por alguna razón tus palabras ya no me enamoran como antes.
Esa fue la línea que calló en silencio el alarido de mi interior cenizo.
Son sólo ideas, hasta suposiciones, quizás.

No debí volver por ti,
pero el "amor" es idiota, terco, presuntuoso, qué decir de sus caprichos.

martes, 19 de julio de 2011

Éste es mi intento de no perderte, de no herirte porque esa nunca fue mi intención.

En momentos como éste me doy cuenta de que una parte de mi vida es simplemente un fugaz instante de malintencionadas y fallidas situaciones. A veces no son cosas planeadas, sólo resultan así. No siempre existe un propósito, no todo es a propósito.

Me hallo supuestamente ausente de todo, pues ya es de noche.
Ni siquiera debería estar aquí, debería estar intentando dormir.
Seguro tú ya estás en la cama descansando. Yo te sigo amando.

Tengo miedo de lo que puedas pensar.
Ya van varias veces que acojo la idea de que el haberte dado esa carta fue un error.
Sólo espero que con esas letras y ese dibujo te arranque de adentro más sonrisas que dudas e incertidumbre, más alegría que decepción, muchos más gratos recuerdos del pasado que dolores del presente.

Creo que no debí, pero ya lo hice. No hay marcha atrás.

No sé si sea estúpido decirlo ahora, pero sí te amo.
Te amo y te lo puedo repetir las veces que sean necesarias, las veces que te basten y un poco más para que te sobre cuando no esté para volver a decírtelo.
Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo. No me asusta decirlo.

Es eso.
Buenas noches.