La libertad comprende las decisiones que cada persona a nivel individual es capaz de tomar según su consciencia. Esta consciencia es la que dicta con importancia lo que es correcto y lo que no. A su vez, esta dicha consciencia es la voz misma de Dios –quién es perfección, así como el hombre hecho a su imagen y semejanza-, es el Espíritu Santo cumpliendo su tarea de guía para la humanidad.
La práctica de la libertad no se trata de llevar a cabo lo que uno desea o quiere en el momento sin reprender estas acciones o reprimirlas. Se trata de tomar estos impulsos y deseos de actuar para hacerlos realidad tomando en cuenta las consecuencias de estos, sin salir de un marco de responsabilidades que siempre deberán hacerse presentes. Este marco de responsabilidades está definido por la sociedad, la cual impone ciertas normas y leyes que pretenden hacer posible el buen comportamiento de los seres humanos dentro de la comunidad misma.
Debemos tener en cuenta siempre que al tomar una decisión es importante visualizar todas las posibilidades futuras de esta acción, así como las razones por las cuales estamos llevando esta decisión a cabo. Y para esto la claridad de nuestras ideas es primordial. Es totalmente necesario que el individuo tenga su mente clara para poder actuar. Si no es así, su voluntad no estará siendo respetada. Otro factor es la fortaleza, pues sin ella no podemos tener una fuerte idea de a dónde queremos llegar.
Un punto importante en la toma de una decisión, refiriéndonos al momento de ejercer nuestra libertad –de la cual hemos sido dotados desde que Dios nos provee del alma eterna e infinitamente existencial– es estar previamente informados sobre lo que puede acontecer como resultado de esta acción (como ya he mencionado previamente).
Además de tener que analizar causas, razones, impulsos, consecuencias y resultados, teniendo claridad en nuestros pensamientos, debemos ser capaces también de conocer cuál es la meta de este acto. La libertad, como he dicho, no se trata sólo de actuar y ya. No es hacer lo que me plazca con total “libertad”. Por lo que no hay que confundir libertad con libertinaje. La libertad es un regalo divino y el libertinaje es una ideología incorrecta e irresponsable no perteneciente a Dios o a su voluntad. Es indispensable tener claras nuestras metas personales, ya que para alcanzarlas influirán las acciones y decisiones que tomemos. El ejercer nuestra libertad es trazar nuestro camino al futuro. Y el futuro que todos debemos tener en común es el permanecer en gracia y gloria de nuestro Dios, nuestro Padre Creador.
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